Entonces terminé Hotline Miami 2.
Estoy felíz porque de nuevo pude probar que no soy un casual y de paso resuelve muchas de las dudas que deja el primer juego en cuanto a la historia que cuentan de forma minimalista entre misiones, de nuevo encontrándome en ese periodo donde lo que hago es leer hilos infinitos de especulación sobre lo que acabo de presenciar… lo cual me encanta, nada mejor que un juego que te hace pensar sobre él incluso cuando no lo estás jugando.
Esto último es importante pues parece ser la fuente de diversión post-trauma que ha venido caracterizando a la serie desde el comienzo.
Pero bueno, vamos al grano.
No se si esto tiene otro nombre, pero Hotline Miami 2 sufre de algo a lo que llamo el “Efecto No More Heroes 2”, donde tienes a una secuela objetivamente mejor que el juego original, pero por alguna razón sientes que sigue siendo inferior. No se confundan, HM 2 es probablemente uno de los mejores juegos que he tenido la fortuna de disfrutar, pero siento que le falta cierto encanto que Hotline Miami 1 tenía de sobra. No sé exactamente a qué me refiero pero es algo que tuve en mente mientras jugaba. “ES mejor, pero me gusta más HM 1”.
Por ejemplo, una cosa que pude notar es que el juego es más grande, y lo digo en serio. La banda sonora tiene la aplastante cantidad de 50 pistas, tiene al menos 10 niveles más, posee 9 personajes jugables, incluso más tiempo dedicado a los diálogos y a contar la historia. Creo que es aquí donde empiezo a notar el porqué me agrada más el original: Este era simple, al punto, y aunque confuso daba para hablar y especular. Es de esos casos donde menos es más, pero con todo y todo sigo apreciando que fueron más allá de la línea del deber para hacer a Wrong Number el masivo juego que es ahora, se siente como una secuela y no un refrito. Otra cosa que me gustó fue la inclusión de un personaje femenino jugable; el que me conoce sabe que siempre que tengo el chance voy a elegir un avatar femenino así que me parece uno de los mejores aspectos en esta secuela, en especial porque ella no es diferente al resto de personajes, y es de hecho el músculo en la relación. Si lo han jugado ya saben a qué me refiero.
Ahora, lo que pude odiar bastante es lo grande que son los niveles; están llenos de pasillos larguísimos donde todos te pueden disparar fuera de tu rango de visión, las paredes tienen muchas ventanas que no te dejan caminar tranquilo por miedo a que te vean a la distancia, los enemigos considerados “elite” en el primer juego ahora son bastante comunes, en fin, que Wrong Number es estupidamente dificil, frustrante, es la definición de un juego de mierda que no puedes parar de jugar y tengo una relación amor odio con esta clase de diseño. Hay un nivel en especifico que transcurre en una jungla hawaiiana, y donde era literalmente imposible avanzar sin que alguien te matara de buenas a primeras. La única forma en la que pude pasarlo fue abusando de un glitch donde puedo rodear el mapa y disparar a los enemigos sin que estos se den cuenta. Me sentiría mal por hacer trampa pero el maldito juego se lo merecía.
Eso sí, fue la única ocasión donde me pude aprovechar de un glitch, el resto sí lo pasé legítimamente.
Pero todo esto solo me recuerda mucho a como me sentí mientras jugaba No More Heroes 2. Sabía que frente a mi tenía una excelente secuela, pulida en todo aspecto y con mucho más de lo que el primero ofrecía, pero parece ocurrir que los valores de producción altos siempre afectan las cosas cuyo encanto tenía sus bases en las restricciones. Dale más dinero al director y su creatividad parece disminuir, no al punto donde arruina todo pero si donde comienza a perder esa aura de trabajo de auteur. Entre trabajos conocidos parece ser el caso de Star Wars, donde George Lucas, ahora sin límites en cuanto a presupuesto dedicó gran parte de su carrera a modificar los filmes originales para realizar su “verdadera visión”, aunque si Lucas arruinó Star Wars ligeramente o completamente ya es un debate que no pertenece a este artículo, el caso es que al trabajar sin restricciones empezó a hacer cosas solo porque podía.
Pues eso, Hotline Miami 2 es mejor, más grande, más rudo. Me hipnotizó completamente en una espiral de decadencia violenta al más puro estilo de las películas clase B con un surrealismo que haría a Lynch o Tarantino sonreír con orgullo, envuelto en un delicioso paquete ochentero que no puedo parar de disfrutar. Pero Hotline Miami 1 sigue siendo mejor, más personal, más simple, y luego de jugar su secuela… hasta más relajante, pero eso no le quita merito a ninguno, esta saga ya es parte de mis favoritas de todos los tiempos y de hecho me hace felíz que sus creadores no planeen un nuevo juego, porque luego de ese explosivo final de verdad me gustaría dejar las cosas hasta aquí.
Ah, si buscaban un análisis más detallado del juego me disculpo, la verdad solo quería hablar de lo que me hizo sentir. Por lo que a mi respecta tiene un 11/10 o lo que sea.
Also:
