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Dana’s Halloween Week: Fatal Frame (film)

Fatal Frame es una de esas franquicias de terror cuya consistencia en cada entrega es de admirar.

Si la comparamos con otras sagas de su tiempo como Silent Hill y Resident Evil, fácilmente se puede notar como Fatal Frame, siempre fiel a sus orígenes, significaba un alivio constante entre el mar de reboots orientados a la acción de las otras sagas porque sus fanáticos siempre sabían qué esperar.

Y es fácil ver porqué este acercamiento al «si está roto, no lo arregles», que todavía en el 2016 es válido para Fatal Frame, ha tenido tanta longevidad, ya que produce una temática que honestamente solo Fatal Frame puede ofrecer: Chicas lindas en situaciones apretadas con tintes homoeróticos.

(Eso último se podría discutir con la tontería de la amistad Clase S, pero prefiero llamar las cosas por lo que son.)

Tomando todo eso en cuenta, me parece extraño como la película de Fatal Frame, que si bien conoce sus raíces y nos entrega una competente adaptación de la mentada dinámica, decide ignorar algo tan básico como el arma insignia de la serie: La Camera Obscura, haciéndola de buenas a primera la entrega más diferente en esta saga, si ignoramos el terrible juego para Nintendo 3DS, claro está.

Pero es difícil quitarle mérito a esta adaptación de Fatal Frame en la gran pantalla, porque incluso si ha decidido ignorar una de las tres partes que en mi opinión componen la serie, esta se sostiene por mérito propio y aprovechando las virtudes del medio en lugar de forzar sus matices videojueguiles por fanservice barato.

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Fatal Frame empieza con la historia de Aya, una chica que se encierra en su habitación por razones que nadie puede explicar, y una admiradora que desaparece misteriosamente luego de besar la foto de la primera en presencia de una amiga. Esto comienza a esparcir el rumor de que si besas la foto de la persona que «admiras», terminarás desapareciendo tú mismo.

La trama continúa con diversos giros y revelaciones que me mantuvieron al filo del asiento, puesto a que la película se enfoca menos en sustos y más en el suspenso y el misterio que envuelve a esta maldición y a sus víctimas, así como ir desarrollando a los eventos de manera sublime al clímax. Gracias a esto no dejaba de pensar en cómo las protagonistas saldrían de todo este enredo y qué causaba la maldición en primer lugar; total que nunca me aburrió y mantuvo mi interés a lo largo de su hora y media de duración.

Este enfoque en atmósfera y suspenso son realzados con un apartado visual espectacular, reminiscente de la fotografía usada en el clásico cine de horror de los 70, donde los tonos opacos y la textura de la cinta le daban un toque de baja fidelidad difícil de ignorar, gracias en parte al efecto producido por las cámaras super 8 que todavía hoy ven uso.

Me recuerda justamente como ciertos videojuegos en la era de los 32 bits podían ser sin lugar a dudas más espeluznantes que sus homólogos en HD por virtud de mostrar menos, o por usar técnicas ingeniosas para evadir las limitaciones del sistema; y no dudo que la directora Mari Asato entiende a la perfección esta equivalencia, y haya ejecutado esto de manera deliberada para alcanzar ese feel rasposo e inquietante del cine de ayer, todo para lograr transmitir por completo el ambiente que buscaba crear con esta adaptación. Un homenaje, pues.

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Incluso si se aleja un poco de los juegos al no incluir la cámara (es reducida a un cameo), o no volver a los espíritus una amenaza constante para los protagonistas, Fatal Frame logra capturar la esencia de la dinámica entre los personajes en una historia original que todavía se siente como parte de la franquicia a pesar de los cambios.

Fatal Frame es una película infravalorada. Un homenaje excelente a los colores y composiciones de los 70, sin reparos en ser repulsiva cuando debe y concentrada en mantenerte en suspenso en lugar de escandalizar innecesariamente. La recomiendo ampliamente a quienes buscan un misterio inquietante, y escenas que transmiten un fuerte desasosiego con solo usar colores y las transiciones de antaño.

No una obra maestra, pero altamente recomendada si te gusta este estilo particular de películas de miedo.