El entretenimiento está bajo la lupa como jamás había estado. En la guerra de culturas como se le ha llamado desde hace más o menos una década, diversas voces han levantado sus preocupaciones sobre cosas que antes nadie (relevante) se molestaba en cuestionar, como representaciones terribles de razas y sexualidades en TV y filmes por decir un par de ejemplos rápidos.
Hay uno que nos interesa bastante en relatividad al contenido de este blog, y es el ángulo de como la propaganda está siendo manufacturada en tiempos modernos para captar la atención de consumidores que se pueden considerar “informados” de como luce la propaganda, sus efectos, y cómo no dejarse llevar por esta. Basta con mostrar posters de la Alemania nazi, o lo que ocurre en mi país, donde se pueden ver los ojos del fallecido presidente Hugo Chavez en todos lados cual Big Bother de una novela distopica; siempre observando cada movimiento. La persona de a pie actual, presumiblemente joven, puede ver a través de estas demostraciones propagandistas y posiblemente reírse de lo transparentes que son. “No tiene efecto en mí” es lo que pueden pensar, pero la propaganda no es un guante que calza en cualquier mano, es una capa hecha con diferentes tamaños para todo lo que tenga cerebro.
Con esto me refiero a que muchas de las historias que consumes son descaradas herramientas de propaganda y reclutamiento.
No quiero volcar este ensayo completamente a mencionar filmes y otros medios que sirven como brazo propagandístico de potencias militares, pero vale la pena mencionar como las producciones de los gigantes de Hollywood están financiadas parcialmente por el ejército estadounidense cuando estos necesitan colaboración militar para lo que se ve en pantalla. Esto se logra bajo el Military Entertainment-Complex, que otorga beneficios por apegarse a la narrativa del pentágono, y por consiguiente glorificar las acciones estadounidenses en política extranjera como heroicas, o como mínimo, un mal necesario ante una audiencia mundial.
Juegos y películas que caen en esta categoría son muchos, y extremadamente populares: Transformers (las de Michael Bay), Call of Duty, Marvel/Disney con sus filmes de superhéroes, y la lista sigue.
Cualquier película que jamás hayas visto donde la guerra es cool y los estadounidenses son mostrados como los salvadores entra en esta categoría. Cada potencia mundial tiene su forma de inculcar nacionalismo a través de cultura popular, pero Estados Unidos es al que menos le importa lo transparente que pueden ser en sus esfuerzos por lucir bien a pesar de las atrocidades que cometen a diario.
Efecto OVA
En los 80 y 90 estaba en pleno nacimiento una modalidad de distribución que daría luz a diversas creaciones experimentales en el mundo de la animación japonesa: El OVA (original video anime), que tendría un rápido crecimiento gracias a la vertiginosa adopción de formatos como VHS y Laserdisc a lo largo y ancho de las casas japonesas; en plena burbuja económica, con el grueso de la población siendo jóvenes con dinero buscando experiencias nuevas, inyectando miles de millones de yenes en la economía. Esta generación de personas en edad de trabajo salarial también es la primera generación post-guerra de clase media en el Japón moderno. Personas nacidas en los 50 y 60 que jamás vivieron de primera mano los efectos de las bombas nucleares y ocupación americana luego de la rendición nipona en el 45. Con esto se crea un universo que separa las conciencias de aquellos afectados por esos eventos, y los que tuvieron la fortuna de nunca haber estado en contacto con la violencia y los horrores de la guerra. Este efecto de disociación es el centro del conflicto en el debut casero de la franquicia Gundam con War in the Pocket (1989), el cual carga un comentario bastante fuerte sobre este tema de la brecha generacional y de como la cultura popular tiende a desensibilizar a los mas vulnerables.
War in the Pocket es la historia de Alfred, un chico que como en muchas historias es alguien normal que se ve involucrado en una escaramuza entre dos facciones, un vehículo sencillo para que la audiencia tenga acceso directo al mundo que se nos presenta. Esto es muy importante de señalar, porque Alfred está en primaria, es literalmente un niño; no es un soldado, ni mucho menos un piloto, es alguien en edad formativa, donde todo lo que ve a su alrededor eventualmente se hace parte de su vida adulta. Alfred es también, al igual que la audiencia que que compraría su OVA en aquel entonces, profundamente ignorante de lo que implica estar en un campo de batalla. Para él la guerra es un juego, algo que ocurre a lo lejos. En los primeros episodios lo vemos dibujar Mobile Suits (los robots gigantes), y conversar con sus amigos sobre lo genial que son estos vehículos, lo genial que son las armas y todo el asunto militar. En su casa lo vemos jugar videojuegos basados en estos conflictos bélicos, y es imposible no notar lo que está ocurriendo aquí.
Alfred está siendo adoctrinado con propaganda militar.
Eventualmente la historia lo lleva a presenciar una pelea entre mobile suits en su colonia espacial, la cual hasta ese momento había sido un territorio neutral. Su primera reacción ante todo es emoción por lo COOL de la situación. Alfred está completamente desensibilizado de lo que tiene al frente, y en ningún momento se siente en verdadero peligro. Está tan disociado que al momento en que le apuntan con un arma lo único que puede pensar es ver la pistola de cerca.
Tradición en anime de mecha
Quiero abrir esta sección con la letra de Peaceful Times, el tema que muchos conocen como la música del siguiente episodio en Evangelion.
This time is like no other for us in living memory
Este es un tiempo sin igual para nosotros
(Long may it last.)
(Que perdure por mucho)
Breathe the air, take in the feeling of peace and harmony!
Respira hondo y absorbe la sensación de paz y armonía!
Freedom can fly, close to the sky
La libertad puede volar, tocando el firmamento
Now we can shine, Peace in time, we’ve never had it so good!
Ahora podemos brillar, en tiempos de paz, nunca lo hemos tenido tan fácil!
Neon Genesis Evangelion es un anime que no necesita introducción, y del que no se puede hablar sin que haya shitposting del malo. Decir que Eva tiene mérito artístico y mensajes a transmitir es como invitar a una horda a escribir en la respectiva caja de comentarios diatribas sin fin sobre como la serie es un desastre pretencioso, que utiliza palabras complicadas para fingir que es más de lo que en realidad es – una serie de robots gigantes con adolescentes en trajes apretados.
Lo cómico es que Evangelion es casi un tiro al piso para cualquier persona que de verdad se haya dedicado a separar el ruido de las metáforas visuales y terminología religiosa que distrae a muchos de lo que realmente la serie quería contar. No pretendo que mi interpretación de Evangelion – que dicho sea de paso sigue siendo mi anime favorito de todos los tiempos, sea tomada como la última palabra (imposible), pero hay que hacer un puente entre el propósito del autor y la lectura propia para llegar a una conclusión sensible.
Entre una miríada de entrevistas con Hideaki Anno, director y creador de Eva, se pueden notar varios factores recurrentes en sus motivos para haber escrito la serie.
- Su lucha contra la depresión
- El conflicto entre escapar de los problemas y enfrentarlos cara a cara
- La relación con las mujeres en su vida
- Escapismo vs vivir en la realidad
- Apreciar la vida en tiempos de paz
Y a destacar:
- El lore de Eva es lo menos importante.
Ahora, con la intención de Anno resumida en una lista conveniente y filtrada para facilidad de lectura, puedo pasar a Kensuke Aida.
Kensuke es un Otaku de lo militar, amigo de Shinji el protagonista. Sus pasiones son las armas, supervivencialismo, buques… si lo usan los militares, a Kensuke le va a gustar. No se explora mucho su personaje fuera de un episodio donde comparte su campamento con Shinji temprano en la serie, pero él representa algo que a lo largo de la serie se hace mucho énfasis y un tema del que ya estamos familiarizados en esta lectura – la división entre adultos que vieron el desastre de frente y los niños que no pueden asociarse con esto.
En Evangelion ocurrió en el año 2000 un desastre de magnitud apocalíptica: El segundo impacto, un evento de extinción que casi borra a la humanidad de la faz de la tierra, pero que para el momento en que la serie toma lugar la civilización fue capaz de salir adelante y asentarse en ciudades diseñadas para la supervivencia ante eventos de similar categoría.
Si esto suena familiar es porque ha sido el estado de Japón desde la segunda guerra mundial.
El género mecha, así como también el kaiju, tokusatsu, etc. comparten el mismo DNA de Japón enfrentándose a un cataclismo que amenaza con destruir la vida en las ciudades grandes. Al principio estos filmes eran hechos por directores que sufrieron el conflicto, y decidieron plantar a través de su arte la incertidumbre y subsecuente tragedia de las bombas nucleares – una alegoría consistente en esos trabajos. Godzilla actuando como un barómetro increíblemente preciso del estado político de Japón con cada entrega principal. Es una experiencia inexplicable que solo esas personas saben.
Pero Hideaki Anno no, al igual que Kensuke, y es por eso que el personaje pega de una manera muy similar a la de Alfred en War in the Pocket. Ambos son niños naive con un deseo intenso de formar parte de las historias heroicas que les alimentan desde temprano en sus vidas. Ellos quieren enfrentamientos, pero no tienen idea del peso psicológico y la pérdida material involucrada. Ellos creen que lo saben, contrario a la realidad.
En War in the Pocket esto sube en intensidad a medida que pasan sus 6 episodios. Alfred termina siendo usado por un grupo de espías Zeon (uno de los lados en el conflicto del mundo de Gundam, opuestos a la Federación), y el fracaso en destruir el Gundam oculto en la colonia neutral lleva a un general de Zeon a tomar la decisión de destruir el lugar con un misil nuclear. Alfred por primera vez siente miedo por su vida y por la de las personas que tiene cerca. La guerra no era un juego como le habían prometido los videojuegos y el anime.
En Evangelion, el trauma que pasan los pilotos al tener que enfrentarse a abominaciones eldritch y el efecto que esto tiene en sus relaciones interpersonales son un concepto casi alien para Kensuke, quien sueña con pilotar un Eva completamente ciego a las consecuencias de esto. Y ellos no están solos, y tampoco se limita al trope de otakus de lo militar – en el mismo Evangelion esta Asuka, una piloto prodigio con mucha experiencia en simulaciones, capaz de no sentir miedo al pelear con los Ángeles (los enemigos en la serie), pero quien se desmorona peor y más rápido que Shinji, que a pesar del desastre psicológico que representa tenia mas experiencia de campo, y al cual le tomó más tiempo para tocar fondo.
Metal Gear Solid 2: Guns of the Patriots tiene a Raiden en casi el mismo papel. Digo casi porque él es un niño soldado pero que ha olvidado todo sobre su infancia, y cuyo entrenamiento fue completamente virtual. El es constantemente mofado por no estar a la altura en situaciones reales, siempre necesitando a Snake o el Cyborg Ninja para que lo saquen de problemas. Pero esto es también Hideo Kojima, y el hombre no conoce la palabra sutileza. Casi al final del juego, a Raiden le hacen tragar la pastilla roja y el gobierno gringo admite que usan juegos para glorificar la guerra para reclutar tontos útiles en un discurso de media hora que va desde memes a control de la información en internet y lo que terminaría en las redes sociales de hoy en día.
Al final del día esto es lo que causa la glorificación de conflictos bélicos en los medios. Chicos que crecen admirando a los arsenales militares terminan siendo seducidos, tentados con la posibilidad de ser reclutados y vivir el sueño. Una generación de soldados que no pelean por su país, si no por un gusto de la gloria que se les promete en la cultura pop. Creadores como Hideaki Anno y el escritor de War in the Pocket, Hiroyuki Yamaga (colaborador usual de Anno) usan sus propias experiencias como parte de la generación post-guerra para levantar conciencia sobre el daño de internalizar propaganda militar con personajes como Alfred y Kensuke.
En el climax de War in the Pocket, Bernie, un piloto Zeon que desarrolla una amistad con Alfred, debe destruir el Gundam oculto de la federación con sus propias manos para salvar a la colonia de una destrucción asegurada, pero él no es un piloto experimentado. ¿Cómo puede un soldado común y silvestre hacerle frente a un demonio mecánico como el RX-78? La respuesta es que es casi imposible, por lo que concreta un plan lleno de trampas y diversiones para al menos provocar un daño considerable, salvar la colonia y, con suerte, su propia vida.
Sin embargo, antes del enfrentamiento Alfred se entera de que la nave transportando la cabeza nuclear fue interceptada, y la colonia está a salvo de peligro – Bernie ya no tiene que arriesgar su vida enfrentando al RX-78 en su malogrado y pobremente reparado Zaku, pero es muy tarde, el combate era una inevitabilidad y todo termina en tragedia con Alfred en primera fila para verlo y vivirlo en carne propia. Su mejor amigo murió literalmente por nada.
Alfred, rompiendo en llanto en un evento conmemorando las pérdidas humanas en la colonia tras los enfrentamientos, evidentemente no quiere saber nada sobre guerras, mobile suits, soldados, armas… pero sus amigos aun están del otro lado de la cerca. Inocentes de lo que Alfred experimentó días atrás, le prometen que la guerra no ha terminado, y que pronto verán otra batalla cool para admirar.
Prohibido internalizar propaganda descarada
Disfrutar de películas, anime, juegos, comics, etc. conlleva lo queramos o no una responsabilidad de discernir lo que se nos está presentando. Detesto usar la palabra problemático porque al igual que la metáfora religiosa en Evangelion tiende a distraer de lo que se quiere decir, pero la realidad es que mientras estemos conscientes de estos aspectos en nuestros pasatiempos podremos consumir de una manera más ética, por falta de una mejor palabra. No quiero decir que de ahora en adelante tienes prohibido apagar tu mente y ver una película estúpida como Iron Man o Avengers sin pensar en lo horrible que es el mundo ahí afuera, sino aprender a identificar donde se nos pueden estar inculcando valores terribles y separarlos del resto, así no sea la intención del autor.
Este no soy yo siendo un SJW o nada por el estilo, es solo que cuando estaba viendo War in the Pocket, Evangelion de nuevo y revisitando Metal Gear Solid como hago todos los años me hizo ver un DNA compartido entre estos trabajos, y como existe una generación de autores que se rehúsa a olvidar el mensaje de generaciones pasadas sobre las tragedias de la guerra, una lucha que sigue vigente tras los esfuerzos de la extrema derecha en Japón por regresar a un pasado imperial modificando sus leyes militares. En este caso, no dejemos que el factor cool de los arsenales militares nos cieguen de cómo son las cosas en realidad. La guerra no tiene killstreaks que desbloquean ataques de drones, tampoco hay prestigio por llegar a cierto nivel. Lo que hay es trauma y gobiernos terribles desperdiciando vidas por motivos económicos.
Quizá se hizo más difícil soñar con pilotear un robot gigante y salvar el mundo, pero la ficción está para vivir otros mundos indirectamente y sin consecuencia. Si logramos disfrutar de esta sin invalidar su equivalente en el mundo real quizá la balanza comience a doblar en la otra dirección. Después de todo, la longevidad de las guerras se debe en parte a una población desatendida de sus horrores.
Si no pasa en mi colonia espacial ¿Por qué habría de preocuparme?