Cuando escucho que una historia tiene romance (Las comedias romanticas reciben más libertad pero igual son juzgadas con la misma vara) bien sea por opinión o en un listado de categorías, una de mis primeras reacciones es algo como esto.
No es que tenga nada en contra del romance como idea propiamente, sino que se me ha condicionado para evitar cualquier cosa que pueda decir de frente que tiene romance del mismo modo que se me ha condicionado para darme golpes contra la pared cada vez que escucho que un trabajo tiene drama. Se supone que es una parte natural de cualquier cosa, la conclusión lógica de las tensiones finalmente estallando. He visto el drama una y otra vez sin problema, pero cuando es necesario resaltar que un trabajo lo tiene es cuando ocurre el problema, pues es obvio que se siente más abrupto o como mínimo menos natural de lo que debería realmente. Después de todo, hay una diferencia entre el drama de Gundam con Bright haciendo entrar en razón a Amuro contra el drama de K-On! pasando literalmente de un instante a otro entre un trabajo adorable y Azuza estallando contra el club completo (En especial cuando en el trabajo original esa situación se resuelve en instantes).
Y es que el romance como concepto propiamente nunca me ha molestado. Por el contrario. La idea del romance apela a mi filosofía y prioridades de lo que una historia debe ser. La idea de explorar la evolución de dos personajes y como su relación llega al punto en que deciden que quieren estar el uno con el otro de ese modo es simplemente tentadora.
Pero ese no es el caso.
Cada vez que me mencionan romance lo que me viene a la mente son discusiones baratas que terminan la relación solo para que vuelva a empezar, tramas involucrando gente queriendo romper la relación o el mundo poniendo todo en contra de los amantes para que no estén juntos. Cuando no es esto, las relaciones suelen salir de un momento a otro sin preparación alguna solo con la palabra del autor asegurándonos que son de hecho pareja. El problema de modo más generalizado es que la mitad de la veces «Romance» significa «El otro día tuve una fantasía sobre este/esta persona completamente genial, así que toma 500 páginas de esa persona junto a un personaje con la suficiente carencia de personalidad como para que puedas ponerte en su lugar» o «Estos dos son pareja porque me parecía una buena idea en su momento… pero me dio pereza llevarlos poco a poco por ese proceso».
Ahora bien. Debo parar en este punto para decir que las relaciones humanas son ridículamente complejas y en varias ocasiones todo lo que estoy diciendo puede de hecho resultar mejor de lo que lo pinto en la vida real… pero esto es ficción y debemos atenernos a ciertas cosas.
El problema principal acá es que muchas veces debemos tomar la palabra de que dos personas se llevan bien. No vemos los motivos, no los vemos congeniar o funcionar juntos, no los vemos compartir intereses, mucho menos los vemos estar juntos el tiempo suficiente como para que empiecen a sentir algo. Solo piensen cuantas películas resolverían su subplot romántico si los involucrados de hecho tuvieran algo de química. Cuantos triángulos amorosos se arreglarían si alguno de los involucrados tuviera más que DESEO por el punto común. Si fueran las películas de Spider-Man, vemos más Mary Janes que Gwen Stacys (Stacies… o como se diga el plural de Stacy).
Y no tienen idea de lo difícil que es tratar de sentir creíble un romance cuando la cosa es así. Piensen en cuantas historias hay allá afuera donde te MUESTRAN que un personaje tiene mejor química con el protagonista, pero igual te quieren hacer tragar que otro personaje con el que han MOSTRADO menos cosas se supone que sea la persona destinada. Esto es lo que me gusta llamar «Efecto Yuki Nagato». Durante todo Haruhi, incluyendo las novelas, es obvio que con quien Kyon tiene más química es con Nagato. Ambos han crecido gracias al otro, se entienden perfectamente, Nagato reescribió el mundo (Énfasis en reescribió en lugar de destruyó) para que Kyon fuera más feliz y a la vez cuando Kyon buscó de deshacer esto protegió a Nagato de la entidad cósmica que la creó. Y sin embargo es difícil no sentir que el mayor enfoque se lo quieren dar a Asahina (Persona inutil si jamás hubo una) y Haruhi (Que si bien no es como si Haruhi no ha crecido gracias a Kyon, causa más molestias en el muchacho que otra cosa).
Ahora piensen en cuantos trabajos han visto eso. Hay un@ o más pretendientes, pero la trama hace obvia su preferencia por alguien completamente aparte. En el peor de los casos, dicho interés romántico es tan profundo como un pedazo de papel, alguien con tan poca personalidad fuera de traits muy vagos o genéricos que bien podría ser reemplazado por algo distinto como una colección de cartas muy querida o un centavo de la suerte.
Habiendo dicho eso, los mejores romances que he visto son de hecho amistades. Y efectivamente, piensen en cuantas veces se han dicho «[Protagonista] estaría en una mejor relación con [Amigo] que con [Interés romantico]». No hay ni siquiera que tener un interés romántico declarado, basta solo pensar en la relación entre Mana y Regina en Doki Doki Precure, entre cualquier combinación de las tres principales de Yuyushiki, en la relación entre Nep Neps o… básicamente cualquier trabajo donde el radio de géneros del cast se inclina dramáticamente hacia un lado. Eventualmente la química que se ha ido desarrollando (O estuvo ahi desde siempre) entre los personajes te hacen sentir que no hay una persona más adecuada para ellos que ellos mismos.
El mejor romance que he visto en historia reciente es el del autor con Magusar en Soul Sacrifice. Para que tengan contexto: El autor (El narrador por todo el libro) al empezar el juego pasa la prueba para unirse a Avalon (El consejo de magos más poderoso) sacrificando a su compañera Sortiara (Básicamente absorbiéndola en su brazo). Luego de un tiempo la sed de sangre descontrolada que atormentaba a Sortiara se transfiere al autor. Poco después conoce a Magusar, un hombre que envejece cada 3 días a menos que haga un sacrificio (En cuyo caso rejuvenece) y quien le dice que debe matarlo pronto porque ha predicho que en el futuro el (el autor) causará el fin del mundo. El tiempo transcurre y ambos viajan buscando una forma de evitar que se acabe el mundo, en el proceso se benefician de sus condiciones, el autor sacia su sed de violencia y Magusar sacrifica para seguir vivo. En el viaje empiezan a explorar sus recuerdos, buscando al hijo de Magusar (Que resultó ser un recuerdo de alguien más) o el sitio de origen del autor. Por esto, cuando Magusar inevitablemente enloquece y se transforma en el demonio que aterroriza el mundo fuera de Librom, la devoción del autor se siente genuina, quieres verlo vencer en su esfuerzo por salvar a Magusar de una forma u otra.
Todo lo que pensaba durante todo esto era «¿Porque no hay más romances así?». Incluso si es solo una historia de hermosa amistad, sigue siendo un mejor romance que muchos.
El amor como concepto está muy idealizado, y es capaz de nublar el juicio de los autores de forma ridícula. La amistad suele tomarse con la mente más fría, lo que hace que se trate de modo más efectivo. No pueden usar distracciones y diversiones para convencer a alguien de que se aman «Por que si», nada de «Cosas del destino» o «El amor no necesita explicaciones». Incluso si un romance no necesita años para cultivarse, debes como mínimo establecer puntos en común, una química o como mínimo un valor más allá de «¡Míralos! Se están comiendo sus caras, es obvio que se aman». Incluso pura atracción física es capaz de tener varios matices.
En una pequeña tangente, ¿No han notado como la cosa va siempre a los extremos? Si no es una relación que empieza de la nada sin un buen motivo, es una relación que no sale sino ya hasta el final de la historia.
Puedo resumir todo esto diciendo que el romance necesita ser menos lujuria y más amistad. Preocuparse más por el build-up y por crear un lazo visible, dejar que las cosas fluyan naturalmente. Dejar que la relación se rompa si es necesario. Ser menos wish-fulfillment y más una herramienta para la trama. Las relaciones humanas son una materia compleja que siempre dará tela de la cual cortar, y explorarla a fondo puede resultar en cosas fascinantes.
Por supuesto, no hay nada de malo en un romance silly y empalagoso. No todo debe ser seriedad y no toda trama se beneficiara realmente de una exploración profunda de la psiquis humana (The Expendables, por ejemplo, no es un estudio sobre la inutilidad de la guerra para resolver conflictos). Solo digo que cuidar un poco estos detalles beneficia a todo mundo. Necesitamos más Izumi/Sig Curtis y menos Trinity/TomNeo.